martes, 16 de abril de 2013

La religión en un Estado laico

La religión en un Estado laico, 2013 Abbé Nozal

Noticia de hoy:
Un individuo llamado Rouco Varela, no entiende que este país se rija por leyes, como la del aborto o la del matrimonio -que incluye al homosexual-, y exije que ambas leyes sean eliminadas. Añade que la paz social no debe alterarse por culpa de la crisis económica. Y dice también que no le basta con que Wert se haya cargado la asignatura de Educación para la Ciudadanía, además quiere imponer la enseñanza de la religión en todas las escuelas.
¿Pero quién es este individuo? ¿Es un político? ¿Un diputado? ¿Un senador? ¿Acaso es un juez del Tribunal Supremo? ¿Quién diablos es este individuo llamado Rouco? Os lo diré: es el presidente de una secta de iluminados que amasan dinero a espuertas con destino al Vaticano y estafan al pueblo español, con la connivencia de algunos políticos del PSOE y del PP, mediante un acuerdo anticonstitucional firmado en 1979 y que, en todo caso, debía haber concluido cinco años después.
Ese es el individuo llamado Rouco Varela, al que sus seguidores bien pagados llaman presidente de la Conferencia Episcopal y del que dicen que es obispo, o cardenal... ¡como si a la gran mayoría de los españoles nos importara un carajo lo que es un obispo o un cardenal!
Este individuo llamado Rouco Varela, -ciudadano como usted y como yo, ni un privilegio más-, ha hecho esas declaraciones el mismo día que el presidente Mariano Rajoy visitaba a ese otro presidente del Estado Vaticano, a la sazón conocido como papa Francisco, un misógino que desprecia la igualdad, mantiene unas finanzas más opacas que el carbón y se niega a firmar la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
El papa Francisco es el jefe del individuo llamado Rouco Varela, pero este pequeño detalle no ha logrado el silencio del obispo, decidido a que ni su propio jefe le robe portada en los periódicos o titulares en la televisión.
Mientras tanto, en Roma, el presidente Mariano ha entregado al presidente Francisco una camiseta de la selección de fútbol. Y el presidente Francisco, al presidente Mariano, una pluma estilográfica. Dos regalos que, fuera de contexto, no valen para nada.
La señora de Mariano, asumiendo con resignación que en ese Estado consideran a la mujer poco menos que a una perra y la obligan a taparse la cabeza y a caminar detrás de los machos, ha asistido al encuentro de ambos prohombres desde un discreto segundo plano, luciendo un velo negro calado, de alta costura marbellí.