martes, 6 de mayo de 2014

La niña de la sombrilla

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Sombrilla, 2014 Abbé Nozal
La niña de la sombrilla, como la niña del ojo, aglutina alrededor del iris un conjunto de varillas protectoras. Reflexión bastante chorra pero que viene al hilo de la foto de hoy, a la sazón sin otro truco que no fuera el cristal convexo de mis gafas de sol.
La niña de la sombrilla, como la niña del exhorcista, protegida por una loneta impermeabilizada, por si llueve requesón. La niña de la sombrilla, como la ministra Fátima Báñez, que ha visitado Palencia por sorpresa, aglutinando alrededor suyo a los más floridos aduladores locales, a pesar de lo cual hubo de ser protegida por la policía cuando un grupo de recientes extrabajadores le montó un pequeño escrache a la salida del hotel.
La niña Fátima Báñez, pobrecita ella, comiéndose el marrón de la propaganda pura y dura tan sólo porque recita como un loro las consignas de Rajoy, consignas que tampoco tienen truco: son pura mentira bajo un cristal convexo. Pero la niña del exhorcista le pone gafas de sol y el resto del milagro lo hace la virgen del Rocío, que para eso está.
La pena, penita, pena, es que salir a la calle sin sombrilla -una vez más se ha demostrado- es cada vez más arriesgado para los políticos del plasma. Aunque cobran una pasta gansa, temen que no sea suficiente para cubrir el miedo que pasan. Ese miedo que habrá de ser libre... y cóncavo, cuando los aduladores se hayan ido a dormir y la niña de la sombrilla se enfrente a solas con la vieja que hace requesón.

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